Escuchar el latido de tu propio corazón a través de un estetoscopio es como adentrarse en un bosque encantado. Viajar al centro de la tierra, volar hasta el infinito… Aferrarse a la esperanza del siguiente pálpito y calcular cuántas gotas de sangre cabalgan a lomos de esas olas de vida. Es sentir las incipientes lágrimas con cada bombeo, con cada instante de tiempo que se desliza en mágico reguero por los recovecos de tu cuerpo.
Escuchar el corazón del otro apoyando la cabeza en su pecho te abre la puerta a su mundo. Te permite percibir el cosquilleo de un ser hecho de carne y sangre, de venas repletas de sueños; solazarte con ojos cerrados en la música del corazón.
El tuyo y el mío.
Un privilegio.
Un placer.
Es precioso,, no dejas de sorprenderme 👏👏
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