Magia
Mirar, primero desde la distancia, para ir aproximándote poco a poco. Ver lo que existe y lo que no. Diluirte entre ausencias y atisbar la posibilidad de un sueño. Si consigues prolongar un segundo hasta el infinito, lo que se suponía real se transforma. Entonces lo plausible y lo imposible convergen ante tu mirada. Y nace la magia.