Si hay un sitio en el mundo que despierta simpatía y atracción inmediatas, aun sin haberlo visitado nunca, ese es Irlanda. La belleza de sus paisajes, la fuerza de una naturaleza que te deja sin aliento y la atmósfera legendaria que se respira por doquier son motivos poderosos que nos llevan hasta ella en algún momento de nuestra vida… al menos a los enamorados de aquella isla esmeralda que oculta incontables leyendas.
Me gustaría compartir con vosotros cinco lugares mágicos de Irlanda donde la fantasía se desborda y las narraciones parecen cobrar vida.
1. Acantilados de Moher, Condado de Clare, República de Irlanda.
Este es, sin duda, un entorno que desata la imaginación como ningún otro. Cada persona tiene su refugio ideal en el mundo, ese al que le gustaría viajar una y mil veces y que incluso se le aparece en sueños (o no). Este enclave de belleza brutal, con una caída de unos 150 metros y una panorámica infinita del océano Atlántico, es el escenario idóneo en el que imaginar hechos extraordinarios: míticas batallas en alta mar entre los invasores a los que los habitantes de las verdes tierras irlandesas se han ido enfrentando a lo largo de los siglos; seres acuáticos embarcados en olas abismales que deciden salir de las profundidades para repoblar un nuevo mundo que se oculta tras esos riscos; y muchas otras posibilidades que elucubrar.
Esta imagen me cautivó hace ya unos años y desde entonces ha ido penetrando con dedos sutiles por mi cerebro hasta asentarse en él para siempre. De ahí surgió la inspiración para todo un mundo, el que palpita tras el título de mi primera novela, El Sendero de la Palabra.

2. La Calzada del Gigante, Condado de Antrim, Irlanda del Norte.
Si hay un lugar donde las leyendas se confunden con la realidad es este. Las extraordinarias formaciones de roca volcánica, que cualquiera identificaría como obra de seres fantásticos poseedores de la magia necesaria para esculpir un increíble paisaje de figuras geométricas, nos recuerdan que la naturaleza es un ente poderoso que inspira admiración y miedo a partes iguales. Aun sabiendo de la explicación que los geólogos encontraron para tan irreal entorno, yo prefiero la interpretación que ofrece el folklore. Esta nos habla de Finn, un joven héroe que habitaba aquellas tierras y construyó un camino hecho de rocas hexagonales para llegar hasta Escocia, donde se decía que el gigante Benandonner se preparaba para atacar Irlanda…. Nos cuentan un poco más sobre esta historia aquí.
¿Y vosotros qué explicación preferís?

3. Puente de Carrick-a-Rede, Condado de Antrim, Irlanda del Norte.
En la era de las grandes obras tecnológicas y arquitectónicas, con maravillas como el famoso puente de Oresun, que une Dinamarca y Suecia (conocido por la interesantísima serie de televisión Bron, que os recomiendo ver), resulta curioso que aún existan puentes como el de Carrick-a-Rede. Sí, es cierto que ambos no tienen los mismos usos, pero sorprende que no se haya remplazado esta pasarela de apariencia medieval, hecha de cuerdas y tablones, por algo quizá más seguro y moderno. Si verlo da vértigo, no podéis imaginar lo que se siente al atravesarlo (más si, como yo, lo haces con una mochila a la espalda que lleva en su interior a tu compañero más preciado, un perrito salchicha).
Resulta inevitable imaginarse historias en las que la única huida posible de un enemigo sea a través de tan inestable sendero, con la amenaza constante de que el precario entramado se deshaga con el siguiente paso. O también podría ser que solo fuera posible atravesar dicho puente previo pago de unos años de vida, exigido por seres mágicos de naturaleza un tanto aprovechada, o incluso que fuera el último tramo recorrido por las almas antes de atravesar el horizonte en busca de la eternidad… En cuanto a la explicación realista, si es que os interesa, hace referencia al uso del puente por parte de pescadores para acceder a la isla de Carrickarede.

Biblioteca Trinity College, Dublín, República de Irlanda.
Un lugar donde seguro que a más de uno le encantaría quedarse encerrado una noche es, sin duda, la maravillosa biblioteca que alberga la más antigua universidad de Dublín, el Trinity College. No solo es un entorno en el que no nos extrañaría encontrar a Hermione Granger, la incansable compañera de aventuras de Harry Potter, con la nariz metida entre las páginas de antiguos y mágicos textos (quizá en el Book of Kells, magnífico manuscrito iluminado que se custodia allí y que data de en torno al año 800). También podría ser el escenario de las andanzas de Kvothe, el personaje de la sensacional obra de Patrick Rothfuss, El Nombre del Viento. Quién sabe, quizá si pudiéramos colarnos allí tras cerrarse sus puertas al público seríamos testigos de maravillosos sucesos.

Jardín de la Remembranza, Estatua de los hijos de Lir, Dublín.
Este es otro lugar en el que la fantasía se pone en marcha de forma inmediata, pues es donde se alza la escultura de los Hijos de Lir. Hace referencia a una leyenda muy popular del folklore irlandés y que también encontraréis en El Sendero de la Palabra. Resumiéndolo mucho, nos habla de la maldición con la que una malvada hechicera transformó a unos niños en cisnes. La escultura refleja a la perfección la dualidad de los humanos que eran y la de los seres alados en los que se convirtieron, capaces no solo de emitir un canto mágico, sino de continuar usando la lengua gaélica. Esta es una historia que tiene muchas variantes y que, sin duda, cualquier irlandés con el que os topéis conocerá y estará encantado de contaros. Yo, como buena irlandesa de corazón que soy, os cuento en mi novela mi versión, muy acorde con la transmitida tradicionalmente.

¿Y tú, conoces otros lugares mágicos de Irlanda que querrías compartir con nosotros?
Un comentario sobre “Cinco lugares mágicos de Irlanda que inspiran mundos fantásticos”